miércoles, 11 de mayo de 2011

Visitando sueños rotos


En este laberinto sinfín, camino y encuentro pedazos de uno u otro sueño de ayer, de mas ayer y de hoy. Los recojo, los abrazo, los atesoro. Camino y doy vueltas en una u otra esquina donde creí haber encontrado la forma de descifrar el laberinto de mis recuerdos, de mis encuentros y de mis desencuentros conmigo misma, con la que piensa con la cabeza, la que piensa con el estomago y la que lo hace con el corazón.
Camino en silencio, en busca de los sueños que aun están intactos, los que no han tenido tiempo de romperse, los que se han salvado de la hecatombe de mi falta de cordura, de mi falta de sabiduría, de mi falta de realidad.
Y me detengo, y miro pasillos infinitos, árboles que se mecen, que se abren o se cierran, dependiendo de donde me encuentre, y pienso, vivan los sueños, los del iluso, los del ingenuo, los del enamorado, los del que ama de verdad, vivan los sueños y sus posibilidades, para la imaginación no existe el limite. Recojo mis sueños rotos y los pegados también, vivan todos mis sueños. A los pegados les miro sus cicatrices, perennes marcas que ni el recuerdo puede borrar, cicatrices que me enseñan a seguir y a caminar atesorando mi sueños, todos, los que pude y los que no puede alcanzar.  Avanzo, porque el camino aun es largo y no se vale simplemente parar.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario