sábado, 20 de noviembre de 2010

el perdón


Pensando en lo que toma dar ese paso, en lo que nos cuesta y en lo que nos da una vez que lo tomamos.
Y es que haciendo ese recuento, el de los daños, nos sale mas debiendo todo eso que no hicimos a tiempo, todo eso que nos negamos por falta de valor, por falta de claridad, por falta de visión. Las perspectivas que se nos platearon y como se nos plantearon, no siempre nos permitieron ver con esa claridad, tener esa visión del todo, del verdadero objetivo, del fin.
Hoy que se nos ha ido la mitad de la vida en discusiones sin sentido, en argumentos perdidos en los callejones de la sinrazón, hoy nos miramos con los bolsillos vacíos, con las miradas cansada, con ganas de no hablar mas.
Que nos costaba decirlo? O porque no lo dijimos? Y pienso en eso de la trivialidad, en eso de lo que por sabido se calla, en lo que se asume, en lo que se presume conocimiento general, sentido universal de la lógica. No era que no se haya querido admitir o decir o nombrar, era que se suponía tácito, pero lo tácito a veces requiere de ser nombrado, dirían aquí, donde yo vivo, requiere de ser deletreado, palabra por palabra, letra por letra, hueco por hueco, pausa por pausa, silencio por silencio.
Al fin se dijo, salio, se aclaro el famoso acertijo, se dirigió el perdón al acto especifico, y fue tal el impacto, tal el tamaño y la magnitud de su contenido, que no pudo el que lo recibía, procesar con la velocidad con la que fuera expresado.  Era tal la sorpresa, tal el hechizo.
Me perdonas? Simple, franco, limpio.
Me perdonas?
….
Yo te lo pido

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