martes, 16 de noviembre de 2010

despedida


Lo que yo no puedo entender es como es que uno conserva ciertos retratos de la vida y como la vida se encarga de cambiarlos, de embellecerlos, de agrandarlos o de achicarlos según sea el recuerdo.
Los grandes momentos de lucidez de las personas con Alzheimer, parecen a veces ser tan enormes, y de pronto nos asaltan esos enormes hoyos donde la falta de la razón, o mas bien la falta de realidad, nos envuelven en una madeja casi imposible de desenredar. Lo mas curioso de todo esto es como uno cae en el asunto de querer regresar a lo que si es posible unir, esos puntos donde la lógica si funciona, pero no siempre es el caso y entonces se pierde uno en discusiones bizantinas y desearía poder tener esa varita mágica que nos desenmaraña , y que nos regresa las cosas todas a su lugar.
Esta mañana recibí un mensaje de esos que te mandan en cadenas de lo que es bueno decir a tiempo, de lo que hay que agradecer, de lo que hoy nos toca como hijos hacer, o como padres, según sea el caso.
Y en este mensaje se suponía que el padre que envejece pierde poco a poco sus habilidades y su capacidad de vivir, y le pedía al hijo paciencia, tiempo, amor, cuidados, entendimiento. Y yo que a ultimas fechas me ha dado por desconectarme, diría mi hija, desatarme de esas cosas que tocan mi realidad, de repente me encontré luchando por contener esa lagrima y evitar que ese nudo que no te deja hablar lograra vencer mi respuesta, pues no pude menos que pensar que si se tratara de una situación normal, yo no sentiría esto que siento, pero mi mama no es un caso normal, y su memoria no se esta desapareciendo porque ella haya alcanzado la senilidad. Ella tiene Alzheimer, y yo, yo no puedo menos que llorar cada vez que pienso en todo el tiempo que esta enfermedad le robo a su cerebro, y en lo mucho que ella no quería tener que padecer de dicha enfermedad. Y como es que estamos todos atrapados en esta situación de ilógica, de querer componer lo que ya no tiene remedio, como cuando se habla de los pasados, de los recuerdos, de los retratos, y  uno quisiera poder darle forma al asunto, entender, componer? Pero todo eso ya es imposible.
Lo que se llevo el tiempo es imposible de recuperarlo, lo que se lleva esta enfermedad es mucho mayor que los simples retratos, que los simples recuerdos, se lleva a mi madre, se lleva a mi madre que algún día fuera una fuerza invencible, un huracán, una tormenta, una ola enorme, una gran tempestad.
Mi hija la mira en sus recuerdos, y dice, mi abuelita y yo nos despedimos al mismo tiempo de cosas distintas, yo de la niñez, y ella de la lucidez. Hoy caminan juntas en caminos inciertos y aprenden nuevamente a andar. Mi hija como adulta, y mi madre como una niña, aunque no lo quiera aceptar.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario