martes, 28 de enero de 2014

viva

Como la magia de las palabras llega, se entrelaza, y las palabras se buscan y bailan una danza al compás del ritmo de sus frases compuestas con elegancia. Este viejo habito, este eco que me persigue a veces de noche, me invita a escribir, me invade con ideas repentinas de lo que a veces me parece una necesidad y me lleva a querer explicar. Estas palabras que construyen mapas con direcciones a veces opuesta, me llevan a explicar en primera persona y otras a hablar en tercera voz. Discuten, se mezclan las ideas, se ayudan o se contradicen, bailan, re negocian el significado, el destino, la oración. Así mismo mi corazón y mi cerebro se mantienen en esa lucha por explicarle a los sentimientos como es que hoy podemos sobrevivir a las penas o al dolor, como es que nos damos el permiso para la liberación de esa sonrisa que se escondió serena tras una nota corta que recibieras quizás en forma de mensaje, quizás tras un auricular. Y en ese debate, hoy me visita la pregunta, quién controla la discusión, quien lleva la batuta, porque hay días en que las penas parecen gobernar el día, y porque hay otros en que el cerebro decide hablar en tercera voz, justifica, entrega nuevas cuentas, re-acomoda los mensajes, vuelve a dibujar los mapas, para que el corazón entonces acepte, entienda, justifique y deje escapar al dolor para que llegue la calma, la gota de la paz que traen las sonrisas.

Hoy agradezco la magia de las palabras, las que construyen una carta larga de explicaciones miles que dibujan ese mapa donde yo recorro los caminos de la paz interior, porque no importa cuánto es que el corazón se debate con el cerebro, mientras existe el amor no hay explicaciones para el dolor que lo acompaña y no hay como la alegría de sentir la tibieza de las lágrimas que se escapan y que me hacen sentir viva en esta tierra.  

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