jueves, 12 de agosto de 2010

el principio

¿Donde es el principio? ¿donde está eso que creímos representaba el comienzo? Justo en donde está el final de lo anterior? ¿donde es que las cosas comienzan? Hoy comienzo a escribir en este espacio, no porque haya un final o un principio, sino porque hoy hablando con un amigo, quien suele leer algunas de esas cosas que me da por escribir, aquí, alla y acullá, me sugirió crear este blog. Recordé las muchas veces en que he escrito en otras ocasiones, por otras razones, en los papelitos que tenía en las mochilas que cargaba, en las servilletas del avión o del restaurante, en mis cuadernos, en mis diarios, en los boletos del camión. Escribía a veces cuando recién me despertaba, porque entonces la idea acababa de nacer en mi cabeza recién salida del sueño, de la magia. Escribía cuando estaba triste, cuando estaba enojada, cuando mis hijas nacieron, cuando me fui de mi patria. Escribía cuando estaba enamorada, de ti y de mi y de nadie, al final y al principio y al intermedio. Escribía, y sigo escribiendo, con la razón y sin ella, con miedo y con esperanzas. Escribir es la tarea que me acompaña ya desde hace varias décadas sin remedio y de antesala.
Y es esta necesidad de escribir, que a veces se me desborda, que me hace que busque el papel, que me pide que plasme la idea con tinta en el papel, o en este caso con la tecla en la pantalla. 
No se por que es que escribo y si habrá quien desee leerlo; leerme. Quizás la razón es siempre el deseo de ser entendida, o quizás simplemente porque de no ser asi, la idea se moriría allí atrapada y cual habría sido el caso que hubiese nacido aquí adentro en mi cabeza si no la pude compartir?
Escribamos pues, abandonémonos a la idea y al placer de escribir, sin final y sin principio, o quizás si hoy como el principio de esto que no es mas que una excusa para sobrevivir.

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