domingo, 27 de marzo de 2011

y con que fin

no cabe duda que a veces, lo que uno creía que era, cuando mas se acerca al lugar, mas cambia el escenario, mas se alteran las dimensiones, las esquinas, las paredes, ese laberinto que es la vida es un verdadero monstruo de la confusión, y a veces del desencanto.

construyes y construyes y pones las piezas que formaran la base de lo que crees será una estructura fuerte, pero a veces, no importa cuanto sea lo que esperamos que ocurra con nuestras ganas de que las cosas se erijan por si mismas, la realidad es que no sabemos muchas veces que hacemos tratando de construir donde no se necesitaba una estructura, muchas veces lo que construimos solo vive en nuestra imaginación.

porque finalmente estamos solos, andamos solos, y llegaremos solos al final de la estructura.

domingo, 20 de marzo de 2011

cuestión de andar

se recogió el pelo, que ya era mas bien una costumbre, y busco esas dos liguitas negras que sostenían sus trenzas. era casi la primavera, y se miro al espejo, con esa acostumbrada mirada de olvido. hubiera querido poder decir que saldría al mercado a comprar unos jitomates y unos chiles y el cilantro que necesitaba para hacer una salsa, pero como de costumbre, eso solo viva en su memoria, en lo que añoraba, en lo que no tenia. para consolarse abrió el refrigerador y saco un par de huevos y los frijoles negros. a pesar de ser un domingo por la mañana comería su desayuno sola, y pensaría que eso era lo normal. cuantas cosas que antes no fueran las normales lo eran ahora. la vida cambia, la vida nos cambia, pensó.
eran las diez y media, y el silencio era tal que el ronronear del refrigerador parecía una constante y confortante compañia de la cual uno no se da cuenta que le hace falta, porque la costumbre nos hace aprender a vivir de esta u otra manera, a todo se acostumbra uno.
comió en silencio y en silencio también, levanto sus trastes de la mesa, y lavo lo que había que lavarse en la cocina, recogió su cama, puso ropa a lavarse en la lavadora, y salió a pasear un rato con por las calles vacías.
hacia sol, era un día lindo, la brisa le acaricio la cara y supo entonces que en el viento estaba la sonrisa del día, que la magia de ser y estar solo era en realidad una de la mejores circunstancias del ser humano, y que era tiempo de aprender a quererse así, entera, sin esas otras medias naranjas que tanta falta creía le hacían. hay que aprender a andar el camino solos, pensó, hay que aprender a ser suficientemente fuertes para amar el silencio, para entender las señales, y arrullarnos en el encanto de la propia soledad.
era un domingo, y su ayer parecía solo una hoja de otoño cayendo lentamente en el tiempo, las ramas de su tronco prometían nuevos brotes, habría que esperar a ver que tantas hojas echaría en esta primavera, y cuanto mas habría que esperar a florecer una vez mas durante esa primavera que apenas se anunciaba.
los ciclos de la vida se repetían, en las calles, en el tiempo, en la temperatura de los días. aprender a amarse, aprender a dar, aprender a no llorar los descontentos, aprender a atesorar los encuentros breves y los no tan breves con la felicidad.
dentro de todo lo que pretendía saber, no sabia nada, no entendía porque tendría que estar sola, o porque tendría que estar acompañada, solo sabia que en esta vida uno anda el camino solo, aun cuando no haya creído que así haya sido.
los peldaños del camino seguían allí enfrente, era cuestión de comenzar a caminar y subirlos, sin miedo.

sábado, 19 de marzo de 2011

Resulta

Resulta que uno piensa que la vida es un puñado de eventos, pedazos de un rompecabezas que vamos uniendo, o desuniendo, según sea el caso. Resulta que el valor que tiene cada uno de nuestros actos no siempre es valorado bajo las mismas unidades de medida, que cada parte le otorga distinta magnitud a cada uno de nuestros actos. Y resulta ademas que uno no debe nunca, después de haber conocido lo que es recibir y dar el cien por ciento, conformarse con dar o recibir menos.
Y aquí hago un paréntesis, preludio de lo que uno llama futuro. Porque también resulta que en las memorias sabemos que no es posible detener el tiempo, y que tampoco es posible dar marcha atrás, solo podemos seguir y mirar para adelante. Y como para adelante vamos, y para alla es que construimos, resulta que uno no puede olvidarse de los limites, de las circunstancias, de lo posible, de ese concepto de realidad, el de elegir dentro de lo que podemos elegir.
Cada pedazo del camino que andamos sin darnos el valor que nos merecemos, es pedazo del camino desandado. Cada evento en el que nos conformamos con menos de lo que nos merecíamos, es un pedazo incompleto, y habrá que buscar mas tarde el pedazo del rompecabezas que si embone correctamente.
La confianza solo se puede construir de la base para arriba. Yo se que hay que andar el camino de la manera apropiada para llegar al destino que nos proponemos con todas las partes completas, con toda la confianza intacta, y con todas las partes correctas, para construir ese paisaje que construirá nuestro diseño.
Para ello hay que saber elegir el tiempo correcto, el momento adecuado, la circunstancia apropiada, y respetar todas las reglas de este juego que llamamos vida.

lunes, 14 de marzo de 2011

Costumbre

Ok, al buen entendedor pocas palabras.
Lo extraño para mi es saber la contradicción del asunto.  Tiene tiempo que se de antemano que el tiempo, y valga aquí la redundancia, es determinante, y que el uso del mismo de manera adecuada, tendrá como resultado la apreciación o el rechazo, el gusto o la apatía, el deseo o el desencanto. La costumbre, enemigo número UNO del amor.

miércoles, 9 de marzo de 2011

como queriendo entender

dedico este momento a tratar de entender, a tratar de entenderte, de saber porque.
dedico este tiempo para imaginar las razones de tus silencios, de tus enojos, de tus decisiones, de tus disgustos, de tus molestias, e intento, como queriendo entender, saber porque es que aveces tu solo miras hacia un lado de la vida.
Me siento a imaginar como se ve desde tu silla, me siento en tu vagón y viajo por un rato en tu tren y miro.
Quiero poder saber porque es que ves, que es lo te hace tener tan poca paciencia, tan poca tolerancia, tan cortos los deseos de extender el puente, de abrir la puerta de entender, de entendernos.

lunes, 7 de marzo de 2011

se me lleno


Se me lleno el silencio 
de tu nombre cien veces dicho, 
mil otras guardado 
para el recuerdo escrito.
Se me lleno la gracia 
de los millones de garabatos 
que ayer dibujara mi mano 
buscando esconder tu recuerdo.
Se me lleno el otoño 
de mariposas necias, 
que llenaran los rincones 
de esperanzas tiernas.
Se me lleno la noche
de lluvias aguerridas, 
que golpetearan el techo 
repitiendo la canción 
de la esperanza inútil 
de conciliar una vez mas el sueño.
Se me lleno la magia 
de los delirios todos, 
de los tiempos asesinos, 
del amor eterno, 
del dolor  sincero, 
de la risa franca, 
de los silencios tercos, 
de la agonía y del sueño 
de compartir el tiempo, 
de entregar el cuerpo, 
de regalar misterios, 
de otorgar recuerdos, 
de entregar el alma, 
de descubrir el cielo, 
de amar y de amarte, 
de recordarte y así
sumergirme en tu recuerdo

jueves, 3 de marzo de 2011

nos atreveríamos?

Caminaba esa misma caminata de todos los días, y escuchaba a los pájaros alborotados anunciar la llegada de esa nueva estación del año. Me pareció curioso recordar algo que dijiste acerca de la temperatura y la certeza, no mas bien, la seguridad con que mencionas siempre estas cosas.
Poseedor de la verdad. Eso lo dijo una vez mi madre, que ella creía que a ti te gustaba creerte, o quizás mas bien, sentirte poseedor de la verdad.
Recuerdo que cuando dijo esto, yo me sentí como en ese sillón donde usualmente me pongo yo misma, en el de las explicaciones. Sentí esa necesidad, ese golpe en la cara de calor que precede siempre a ese absurdo deseo de querer que todos sepan, que todos entiendan, que nadie se quede con la idea equivocada, y así, en esa ocasión también explique.
“No, no se cree poseedor de nada, simplemente así se expresa, pero es el primero en admitir cuando esta equivocado.”
Y así era hace tantos años, así lo sentía y así lo creía, de eso estoy cierta.
 Cuando cosas como estas me asaltan mi mente da saltos enormes, pienso en lo que uno no sabe antes, cuando uno es joven, pienso en lo que hoy se y me pregunto como es que uno se podría volver a atrever.
Los jóvenes cuando se quieren, se atreven a esa osadía de la vida de pareja porque no saben, no tienen ni una sola idea de lo que implica el convivir con esa persona todo el tiempo, en las buenas y en las malas, uno lo dice, pero no lo sabe.
En realidad uno solo puede imaginarse eso de en las buenas y en las no tan buenas, porque en realidad no conoce las malas.
Trato de imaginar, como seria si de verdad me pudieras ver en mis malas antes de, de verdad te atreverías a pedirme que viviera el resto de la vida contigo?
“Los años son pues mi mordaza o mujer, se demasiado me convierto en mi saber…” y la canción me asalta, y yo sonrío, se que hoy, si alguien te preguntara que tanto estarías dispuesto a intentar que las cosas fueran siempre azules y rosas y violetas, como las nubes de los atardeceres, no sabrías si deberías de contestar con la razón o con el corazón.
Yo a veces tengo desilusión de no poder dar siempre lo mejor de mi, de ser yo en todo mi esplendor, irritable, dispareja, sensible, llorona, quejosa, miedosa, melancólica, ausente, triste, distraída.

Si supiéramos en verdad eso de en las malas, será que nos atreveríamos?