Cansancio, que terrible es el cansancio, el de hablar, de escuchar, el de entender, el de esperar; cansancio de seguir, y mas el cansancio de continuar.
Que triste es el cansancio, que triste el deseo de simplemente sentarse a descansar, para no sufrir.
A veces en este océano de dudas, de rutas, de entradas y de salidas encontramos que no hay forma de regresar, no hay forma de hacer que la que vimos, lo que vivimos, lo que construimos, haga sentido, las maravillas que creamos en el ayer, en que dos eran suficientes, no son mas que viejas estampillas, fotos que se borran en el tiempo, que desaparecen por pedazos de la memoria. Esos pasillos donde hubo sorpresas, se vuelven planos, llanos, vacíos.
Y se anda sin sentido porque no se entiende, hay algo que se perdió de la historia, y se construye una nueva, la decoras con lo que creíste que fue, o quizás con lo que hubieses querido que fuera. Y el telón que ayer tuviera historias completas, ese mural completo de figuras ahora irreconocibles, de pronto se vuelve nuevo, canvas que se limpia, que se prepara de nuevo, para inventar nuevas geografías, nuevos horizontes, nuevas fantasías.
Porque será que mi madre decidió parar? Porque será que mi madre se dio por vencida, porque se habrá entregado al cansancio, a la marcha sin marcha?
Cuantos caminos le habrán faltado por andar?
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