Después de un par de llamadas dos amigas se reencuentran más allá del ayer y de lo que nunca imaginaron sería una posibilidad en sus futuros. La una que fue siempre estudiosa y poco arrebatada terminó su carrera, se casó y se fue al otro lado de la frontera, en un país donde jamás se imaginó querer vivir. Ahí se divorció y comenzó su vida con un hombre a quien poco conocía pero que le permitió extender sus alas y la dejó ser por primera vez, sin ninguna otra expectativa que la de poder ser felices juntos. La otra se hizo de un trabajo que poco a poco la absorbió hasta hacerla abandonar sus estudios iniciales, siempre fuerte y siempre atrevida, le reclamaba a la vida su propio espacio y voló con sus propias alas desde muy joven, para encontrar y des-encontrar el amor y volverlo a encontrar para volverlo a des-encontrar, o quizás no, esa historia todavía no tiene su final.
Por azares del destino ambas se des-encontraron también. La vida es así, sin razones y/o explicaciones se separaron y cada uno anduvo su camino sin volverse a ver hasta que, gracias a los avances de la tecnología, un sitio llevó a una a la búsqueda de la otra, porque si algo le hacía falta en a vida era esa compañera de la vida con quien siempre compartió todos sus secretos de juventud. Y así el destino volvió a darles la oportunidad del reencuentro y volvieron a sentir esa juventud de los años mozos, y volvieron a platicar largas horas de todo y de nada, a reír y a recordar. Y volvieron a saberse amigas, y a entender que esas conexiones que tenemos en la vida con quienes amamos de verdad nunca jamás se rompen. Y volvieron a saber con esa certeza invencible que podían contar la una con la otra de manera incondicional. La vida es una maravilla...