Siempre hay
quien quisiera ser distinto, nadie esta conforme con lo que le toco http://www.youtube.com/watch?v=b3iOjPGlhfQ&feature=related
…. La voz sigue
su curso mientras me deleita con su música…
es usualmente
que al final de otro año, uno hace ese recuento. En esas fechas en que, de
manera arbitraria pensamos en lo que hemos hecho, nos sentamos a hacer esas
reflexiones, lo que si conseguimos, lo que no, lo que deseamos hacer para el próximo
año, lo que nos gustaría poder construir.
Y no, no es el
fin de otro año, no se acerca mi cumpleaños, ni se aproxima ningún aniversario.
Igual yo me siento a mirar las paginas de mi libro del tiempo, las recorro, las
releo, me gusta tocar esos renglones de las historias vividas. Comienzo entones
a pensar en lo que uno olvida, en lo que se borra un poquito cada día, y pienso
que como mecanismo de defensa, nuestros cuerpos se acomodan en esos recuerdos
amables, se arropan con los que fueron dulces, y degustan lo que nos ha dado
felicidad.
Recorro los días
en que mis hijas eran niñas, y hacíamos toda clase de manualidades diría mi
sobrina Mariana. Recuerdo que buscaba recetas para hacer palydough y agregábamos
gotitas de colorante vegetal para crear los colores que deseaban las niñas
tener. Luego me dio por hacer papel, y en algunos de sus cumpleaños hicimos
hojas de papel, creamos marcos de fotografías, espejos, cuadernillos, que se
yo. Pienso en los días en que fuimos a hacer caminatas, en los días de playa fríos,
en que había que arroparse y ponerse una buena chamarra para que el frío y la
brisa de la playa no nos hiciera desear regresar corriendo a casa. Llegaba la
marea baja y todas las rocas que parecían de pronto emerger, eran pequeñas
piscinas de misterios y tesoros escondidos, listos para descubrir. Entonces nos
pasábamos horas mirando a los cangrejos, las anémonas, las estrellas de mar.
Recuerdo las visitas a la biblioteca, la hora de la lectura del cuento, la
selección de los muchos libros que nos llevábamos a casa para leer. Ahí puedo
ver a Daniela pretendiendo leer un libro a su hermana cuando aun no sabia leer,
y luego Natalie corrigiéndome cuando yo le leía lo que en verdad estaba escrito
en el libro, porque no me creía que yo supiera lo que decía, eso no era lo que
su hermana le había leído.
Ojeo y paso a
las páginas de las visitas a la casa de la abuela, esa que Natalie decía era
una mujer inverosímil que decía groserías y hacia cosas que no se debía. Como
un adulto se puede comportar así? Me preguntó alguna vez. Y yo entonces miro
esos últimos veinte años de soledad que ella prefirió olvidar.
Y como no
queriendo llego a la tristeza de las ultimas fechas. Y pienso en esa carta que
nunca envié, esa despedida que afortunadamente no terminé. Entiendo que a veces
se necesita estar realmente a la orilla del precipicio para tomar o no
finalmente la decisión de saltar.
A veces creemos
que el precipicio es la última respuesta… pero el libro del tiempo, mi libro
del tiempo me lleva de pronto al principio, a lo que me llevo a enamorarme de
esta vida que yo elegí. Y allí están las decisiones que me llevaron a creer que
quizás es mas afortunado quien encuentra que el amor, el verdadero amor se
construye todos los días. El amor que se hace con la sopa aguada y que se come con los
frijoles del desayuno, el amor que después parece que se termina cuando escucho que
dejas la ropa sucia junto al pasillo, pero que se recupera cuando sonríes y me
abrazas cuando mas se necesita. Entonces pienso que el amor se escribe y se des-escribe todos los días,
y uno lo busca y lo pierde, pero en cada instante que parece por siempre
extraviado, se vuelve a asomar bajo la taza del café o la orilla de algún
libro.
Este libro de la
vida, lleno de recuerdos reales e imaginados, me hace recordar y encontrar
increíblemente que uno es capaz de ver solo un lado de la vida. Somos miopes de
nuestra propia magia, olvidamos con facilidad que las cosas lindas siguen
siendo lindas, que están ahí todos los días y que cada instante que vivimos no
se repetirá.
Así pues, aunque
siempre hay quien quisiera ser distinto, yo quiero atrapar este momento de
absoluta certeza.
Yo quiero y se
que soy inmensamente feliz.
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