sábado, 21 de enero de 2012

certeza


Hace algún tiempo mientras estaba esperando mi avión en el aeropuerto, comencé a escribir esto que hoy me encuentro entre mis documentos.

“Las seis, o casi, a tres minutos, me siento en una silla del aeropuerto y miro a la gente que espera, y recuerdo de nuevo aquello de la espera, aquello de no temer al lo que siga, y aquello de ser menos angustiosa, y mas feliz.
Tengo un enorme hueco en el que me cabe casi toda la vida, y miro el tiempo que transcurre lento y apaciblemente mientras yo cuento cada uno de esos últimos segundos en que todo lo que me rodea es parte de mi, en donde casi puedo sentir que pertenezco, en un universo de sonidos familiares, de caras semejantes, de sonrisas abiertas.
No se cuando vuelva de nuevo a sentarme aquí, en este sitio ahora casi familiar, porque a pesar de odiar este asunto de viajar y de volar, parece que yo me la vivo de aeropuerto en aeropuerto.
Que sigue? Dice mi cabeza, mientras miro el reloj, esperar. Esperar que todo lo que viene, lo que me espera y lo que yo misma preparare para mi futuro, llegue. Esperar a que sea como tiene que ser, con o sin dolor, pero sobre todas las cosas, que sea sin miedo. Llevo una eternidad sintiendo miedo y hoy, lo único que si quisiera decir es que no quiero seguir andando este camino llena de miedos absurdos, quiero decir que no me daré por vencida, que seré yo sin miedo, y que aprenderé a decir y a sentirme absolutamente feliz.
Pero como llega uno a ese sitio?”

Hoy fuimos al aeropuerto, a dejar a mi hija la menor para que tomara su avión de regreso a New Jersey. No pude evitar que las lagrimas me llenaran los ojos porque no puedo con esto de que mis hijas ya no están en casa, pero igual ella sonrió y me aseguró con su mirada que todo estará bien.
Y no, no creo que yo sepa como es que uno deja de tener miedo, o como es que se conquista la felicidad, donde es que encontramos la paz del corazón. Solo se que un día, no se como, ni con que motivo, sentí la certeza entrar a mi vida. Y de pronto todo el miedo desapareció de un sopetón. 
Cuando uno finalmente acepta que si las personas que nos quieren, nos quieren, no puede haber nunca malas intenciones. Y entonces uno puede confiar, uno puede entender que todos caminamos así, medio a ciegas, tratando lo mejor que podemos de llegar al final, juntos, completos, amados. Todo lo demás, creo, encuentra su sitio por si solo.

Espero que pueda sentirme asi por mucho tiempo, espero que aprenda a conservar esta certeza, que deje de caerme en esos hoyos invisibles que uno mismo se pone en el paso, espero aprender a conservar esta paz. Y espero que todos aquellos a quienes amo, puedan sentir y compartir esta tranquilidad, esta felicidad, y tengan también toda la certeza de mi amor. 

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