Hace
algún tiempo mientras estaba esperando mi avión en el aeropuerto, comencé a
escribir esto que hoy me encuentro entre mis documentos.
“Las seis, o casi, a tres minutos, me
siento en una silla del aeropuerto y miro a la gente que espera, y recuerdo de nuevo
aquello de la espera, aquello de no temer al lo que siga, y aquello de ser
menos angustiosa, y mas feliz.
Tengo un enorme hueco en el que me
cabe casi toda la vida, y miro el tiempo que transcurre lento y apaciblemente
mientras yo cuento cada uno de esos últimos segundos en que todo lo que me
rodea es parte de mi, en donde casi puedo sentir que pertenezco, en un universo
de sonidos familiares, de caras semejantes, de sonrisas abiertas.
No se cuando vuelva de nuevo a
sentarme aquí, en este sitio ahora casi familiar, porque a pesar de odiar este
asunto de viajar y de volar, parece que yo me la vivo de aeropuerto en
aeropuerto.
Que sigue? Dice mi cabeza, mientras
miro el reloj, esperar. Esperar que todo lo que viene, lo que me espera y lo
que yo misma preparare para mi futuro, llegue. Esperar a que sea como tiene que
ser, con o sin dolor, pero sobre todas las cosas, que sea sin miedo. Llevo una
eternidad sintiendo miedo y hoy, lo único que si quisiera decir es que no
quiero seguir andando este camino llena de miedos absurdos, quiero decir que no
me daré por vencida, que seré yo sin miedo, y que aprenderé a decir y a
sentirme absolutamente feliz.
Pero como llega uno a ese sitio?”
Hoy
fuimos al aeropuerto, a dejar a mi hija la menor para que tomara su avión de
regreso a New Jersey. No pude evitar que las lagrimas me llenaran los ojos
porque no puedo con esto de que mis hijas ya no están en casa, pero igual ella
sonrió y me aseguró con su mirada que todo estará bien.
Y no,
no creo que yo sepa como es que uno deja de tener miedo, o como es que se
conquista la felicidad, donde es que encontramos la paz del corazón. Solo se
que un día, no se como, ni con que motivo, sentí la certeza entrar a mi vida. Y
de pronto todo el miedo desapareció de un sopetón.
Cuando
uno finalmente acepta que si las personas que nos quieren, nos quieren, no
puede haber nunca malas intenciones. Y entonces uno puede confiar, uno puede
entender que todos caminamos así, medio a ciegas, tratando lo mejor que podemos
de llegar al final, juntos, completos, amados. Todo lo demás, creo, encuentra
su sitio por si solo.
Espero
que pueda sentirme asi por mucho tiempo, espero que aprenda a conservar esta
certeza, que deje de caerme en esos hoyos invisibles que uno mismo se pone en
el paso, espero aprender a conservar esta paz. Y espero que todos aquellos a
quienes amo, puedan sentir y compartir esta tranquilidad, esta felicidad, y
tengan también toda la certeza de mi amor.
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