martes, 26 de julio de 2011

la del espejo

esta extraña tarde desde mi ventana.... y la música sigue en mi cabeza... y esa mujer del espejo tiene ojos que a veces parecieran tristes, algunas canas se asoman ya, y aunque quisiera decir que no es cierto, la piel de su cutis demuestra los años vividos, o quizás aun mas. No somos iguales, piensa, la mujer del espejo y yo, simplemente no somos iguales...
Curioso como es que nuestros cerebros se rehusan a aceptar lo que nuestros cuerpos nos gritan, la vejez es una de esas cosas que son difíciles de explicar. Hay mas conocimiento, y a veces también mas experiencia, pero eso no quita que seamos unos necios, y que sigamos creyendo en aquello de los finales felices, o al menos yo así lo creo.
Se cepilla el cabello y lo mira en silencio, no hace falta nada, la franqueza de esa mujer al otro lado del espejo es simplemente aterradora, y a la vez, su falta de convicción solo puede dejarle abiertas las esperanzas de que quizás no sea tan cierto, de que quizás todavía haya toda esa luz ahí guardada, lista para entregarse una vez mas al inmenso placer de vivir.
La vida la espera todavía allí afuera, y nada puede detener ese corazón lleno de deseos de continuar recibiéndola con brazos abiertos.

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