martes, 12 de octubre de 2010

un día cualquiera


Abrió los ojos, podía sentir lo pesado de su cuerpo; cuando uno se despierta, el cuerpo parece tan pesado, y a la vez tan liviano.  Miró y a su lado estaba ese hombre que la había acompañando ya los últimos veinte años de su vida…como se nos va el tiempo, pensó. Levantó las cobijas, que en su lado de la cama eran mas que las de el, y se fue al baño. Allí se miró frente al espejo, ese que jamás te miente y te dice la verdad así, sin preámbulos. Ese  que cuando miras no se detiene ni un segundo a pensar para decirte cual cansada te ves, cual triste, cual tú.
Que dices  hoy, que tienes que decirme el día de hoy que yo no sepa? Pensó… últimamente no había muchas razones para verse en el espejo, sin saber que habría ese dejo de tristeza, los porque hacia mucho que los había dejado de dar. Nadie podía entender la frustración del destierro, la de la no pertenencia, la tristeza del alma desarraigada, el sinsabor de lo que siempre imagino y que no tuvo, pero sobre todo, que nunca tendría, nunca. Las ganas de no estar en donde estaba, el deseo de poder reconquistar ese futuro imaginario, el que nunca llegó. Y no, no era porque hubiera sufrido inmensamente o porque su vida hubiese sido llena de sinsabores. Ninguna de estas razones existían. No había posible explicación para el espectador de su vida, y ya no le interesaba ser entendida, estaba convencida de que de hoy en adelante el que mirara a través de su vitrina, solo podría opinar con base en lo que el mundo suele opinar, si yo fuera tu… pero no eran, no eran ella, para ello tendrían que ser y sentir exactamente como ella era y sentía.
Hoy estaba en donde estaba, y habría que seguir su camino. El futuro no seria mas que el resultado de lo que hoy construía…. Y que construía?
Había dormido finalmente suficiente, no deseaba volver a la cama y sin embargo, ese friíto que se siente en las mañanas la hizo regresar al lado de su esposo.
-A donde ibas?-
-A ninguna parte, iba a regresar aquí-
-Así es, no ibas a ninguna parte-dijo el sentenciosamente.
Y esto sonó casi como una metáfora de su vida.
Entonces el la abrazó y la envolvió en ese abrazo tibio que le había dado seguridad, calor, casa y abrigo por casi la mitad de su vida, con ese abrazo mismo que la atrapó para salvarla allá en el principio.

Gracias, pensó… gracias por todo lo que tu me has dado, gracias por las hijas, gracias por la tranquilidad, gracias por la paciencia y la comprensión que me das…

-Dormiste bien?-
-Si, creo que no recuerdo a que hora me dormí…-
-Yo se, te quedaste dormida como a las once y media, siempre te quedas dormida antes que yo-
-No es cierto…es reclamo?-
-Nope, is the truth, unless you are in your computer working late, you always fall asleep before me.
-Well, if it is not a complaint, it sure sounds like it….
Era extraño como esa memoria se guardaría mitad ingles, mitad español, o quizás no, quizás su cerebro lo cambiaria todo al español.
Y regresó a sus pensamientos, en español, en español, porque español era su idioma… en donde hoy tampoco pertenecía, algunas palabras se rehusaban a regresar tan pronto como ella las llamara.
“Me estoy desapareciendo en este mundo donde no quiero estar” pensó, “me estoy desapareciendo de mi misma, tengo miedo…”
Miedo… eso era lo único cierto en la mayor parte de su vida y de sus decisiones, y recordó “Miedo a equivocarme…” Y era cierto, el miedo, ese camino al lado oscuro de la vida gobernaba muchas, muchísimas de sus decisiones. Recordó entonces que había prometido pensar positivo, no recordar innumerable numero de veces esas preguntas recurrentes que decían porque. Seguro que no sabia a ciencia cierta las respuestas, pero lo que si podía saber hoy es que comparado con el dolor y el miedo que sentía hubo atrás de todo, todo lo que no estuvo nunca claro, hoy la verdad lo había vuelto casi insignificante, y era capaz de al menos entender que fue, y que destruyó el camino, que no el amor. El amor, ese amor, el verdadero amor que es como la energía, que no se crea ni se destruye, solo se transforma. Ese amor que se había transformado en muchas cosas a través del tiempo, y solo hoy, después de todo lo dicho, había vuelto a florecer, con el calor y la luz de sus conversaciones, con la lluvia de sus confidencias, con la magia de sus miradas, solo hoy se había finalmente liberado de esa caja que lo mantenía prisionero. Pero, y que hacer con todo ese amor?
Pensó por un momento en eso, en la vida, en las decisiones tomadas, en las secuencias, en las series, en las cadenas….recordó la serie de números de Fibonacci, pensó en las cadenas alimenticias, pensó en el ciclo del agua, en los ríos y el mar. Pensó en la división de las células, en la reproducción del sonido, en la velocidad de la luz.
Pensó y supo que en esta vida, una decisión te lleva a otra, como una serie de dominós, solo basta empujar el primero para ver el resto caer, así podía mirar la suya, las de esos otros que caminaron ayer junto a ella, y podía ver como tras el primero domino que se resbala, se vinieron abajo los demás… la vida sigue, la vida siguió.
No tenia caso siquiera intentar encontrar las justificaciones, ya estaba cansada de haberse querido convencer a si misma que esta u otra decisión eran producto de lo que ella considero lo mas prudente. Mentiría si no se admitiera no haber querido dar esa oportunidad por cualquier otra razón. Miedo a las consecuencias, miedo al dolor. No podían todos estar mal, y quizás no lo habían estado, pero el punto no era ese, el punto era haber perdido la batalla antes de comenzar. Derrotarse antes de intentar.
Hoy solo quedaba aceptarse como lo que era, una persona que se había quedado atrapada en sus propias decisiones, y que deseaba con una fuerza brutal poder alcanzar la felicidad.
Hoy hacia sol y el día prometía una tarde de brisa, salió al jardín, y miro el cielo, otro día soleado, otro día mas para seguir andando en esta vida.

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