domingo, 26 de abril de 2015

Entregarse

No habían platicado desde hacía algún tiempo. Curioso recordar los años en que se escribieron cartas…ya nadie escribe cartas hoy en día, pensó. Hoy por algún motivo coincidieron en ese espacio virtual que es la red y entonces comenzaron a platicar. El entonces le conto de su casita de los fines de semana y de cómo había tenido que impermeabilizar el techo. Fotos comenzaron a aparecer en la mini pantalla de su teléfono celular que hoy en día era su compañía permanente y una necesidad. Era su contacto con el mundo, el mundo que no le había tocado vivir.
Miro esa alberca que prometía tardes lindas de verano. Pensó en lo fría que estaría la mayor parte del tiempo. Entregarse a ese frío... eso no fue exactamente lo que le dijo, más bien simplemente le menciono que era una experiencia única especialmente en el invierno. ¿Te imaginas lo que es entrar de lleno a una alberca helada en el invierno?
Las descripciones de las sensaciones a veces son tan personales, y otras parecieran universales, pensó para sí. Yo estoy segura que de ser uno de esas personas que caen al agua por accidente, digamos en el mar, estoy cierta de que sería de las primeras en morir de frío. Pero entonces leyó el siguiente mensaje “sientes el cuerpo llenito de agujas finitas y nadas debajo del agua y de pronto tu cuerpo genera calor! Es increíble, te sientes como vuelto a nacer” y se imaginó que esa era la mejor descripción que hubiera escuchado acerca de entregarse. Entregarse al dolor, al amor, a la vida misma.
Luchamos permanentemente contra esas sensaciones que nos producen miedo, angustia, dolor. Luchamos contra lo distinto, luchamos contra nuestros propios sentimientos, porque cuando conoces lo que puede pasar o lo que vas a sentir, ocurre una lucha interna para no tener que pasar por esa etapa de las agujas finitas miles que parecen pincharnos todas al mismo tiempo. Entregarse… nada como esa imagen. Un cuerpo que flota dentro de una masa de agua fría, y no lucha más contra la sensación, simplemente responde y genera calor. Ciertamente esto es algo que hacemos a veces, finalmente cuando hemos aprendido a entregarnos.
Se despidieron, y agradecieron la oportunidad de esa plática corta, de ese encuentro casual en una noche cualquiera en este mundo virtual.
Entrégate, pensó, deja de luchar…

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