lunes, 16 de marzo de 2015

tu mirada en mis ojos

Esta mañana te mire en mis ojos, parecías tu mirándome desde el otro lado del espejo con la tristeza atrapada allí en tu mirada que era la mía… pensé que era extraño mirarnos a la vez, y llorar con los mismos ojos, por razones distintas.
Yo lloraba por tu ausencia, lloraba también por la ausencia del amor o el aprecio, lloraba por no entender cómo fue que no supe enseñar a respetar y a valorar nuestro esfuerzo. Lloraba y entre esas lágrimas te veía llorar a ti y sentía una enorme tristeza, por saber que ya no te vería y sin embargo te veía allí, persistentemente en el espejo.
Qué raro es esto de parecernos tanto mamá, que raro mirarte en mi propio rostro. ¿Cuándo será que pueda sentir sin tener que apretar la garganta para evitar que la tristeza se apodere de mí?
Me siento a recordar cuando mis hijas eran pequeñas y yo les dedicaba todos los minutos libres que tenía. Recordé como era que les cepillaba su cabello y a la primera le hacia esas largas trenzas que tanto me gustaba tejer. Tejía y peinaba ese cabello largo y sedoso, y pensaba en que a ti nunca te gusto peinarnos, que la paciencia no te había acompañado para esas cosas. Mire tu boca entonces, tu boca que es tan parecida a la mía, o la mía que en realidad no se parece pero se asemeja mucho a la tuya, y te dije adiós, descansa mamá, te quiero… y abandoné al espejo porque no pude con el dolor de mirarnos tristes en él.

Te quiero mamá, y a veces te extraño más de lo que ni corazón es capaz de soportar.

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