Tejiendo y destejiendo me siento en
la orilla del año que se va y lo despido con bufandas y gorros…y me siento a
recordar.
Reviso las vueltas, las decisiones,
los cambios que hicimos y los que todavía no estamos seguros de hacer.
Qué maravilla llegar a esta cita, la
que tenemos con los ciclos, con los finales del año, en los que uno se sienta a
reflexionar.
Cuantas cosas han pasado en este, que
se fue tan pronto y a su vez tan lento.
El año de los acontecimientos me dice
mi mente, mi madre se despidió de esta tierra, mis hijas terminaron sus
carreras y yo encontré mi paz interior. Que increíble es esto de la vida y sus
vueltas. Tejiendo y destejiendo termino mi primer gorro y pienso que uno nunca
sabe como pero llega. Las opciones son miles; puede que busques instrucciones y
haya quien se atreva a darlas, y puede que uno las siga y aprenda, o puede ser
que como muchas otras cosas que he hecho en mi vida simplemente imagine el cómo
y de alguna manera llegue al final.
Puede que la vida sea así, ese gorro
que creímos saber cómo tejer, y que le hacemos las vueltas que le faltan y le
destejemos las que creemos estaban de más. Ese intento de crear algo con lo que
nos enseñaron de chicos, ese inventar y tejer, ese improvisar y ese desandar.
La vida es un montón de intentos.
Yo miro ese gorro que por primera vez
tejo sin instrucciones y pienso que solo la paciencia de unas manos con deseo
de hacer, son capaces de moverse así, casi sin esfuerzo aparente. Y solo la entereza
de carácter te hace ver en donde has cometido errores y donde habrá que destejer
para volver a tejer el camino esta vez mejor atinado, que nunca el ideal.
Si, la vida es un conjunto de
intentos.
Y en este acostumbrado momento
artificial en que nos citamos para reflexionar, me siento a despedir lo vivido
con el deseo enorme de haber aprendido acaso, de haber aceptado cuando fue
necesario, y de haber disfrutado cada instante que esta vida nos otorga. Porque
cierto es que uno nunca sabe cuándo llegará ese cuando, ese instante en que serán
los que se queden quienes tengan que seguir tejiendo su historia hasta que sea
a ellos a quienes les toque ser final.
Con el mejor de los deseos para mis
hijas, para mis hermanas, para mi papá, para mis familiares y amigos, ojalá que
el año que está por llegar sea nuevamente una vuelta más en nuestros gorros, con
todas sus partes, lo bueno y lo amable, lo redimible, lo remediable y lo
imposible. Que lo malo sea solo eso, algo que tenemos que pasar por que nos enseña
a crecer, a ser mejores, a conquistar esas debilidades, o a fortalecer nuestro carácter.
Feliz año nuevo!