Lo que me duele a mí con gran frecuencia es la no correspondencia, y la falta de reconocimiento a lo que yo doy.
vivo una constante batalla interna diciéndome que uno da porque uno quiere dar, sin embargo uno también da con la esperanza de que quienes lo reciban no solo lo agradezcan, sino que exista la reciprocidad, que el valor que uno otorga a lo que uno siente sea de algún modo valorado de semejante magnitud.
Yo te di... dice una canción... te di mi sonrisa....
Descubro que la basta mayoría del mundo se siente de algún modo no correspondido. La percepción de lo que damos y la magnitud del reconocimiento a lo que dimos casi nunca son iguales.
Hace ya mas de un año que ocurrieron eventos en mi vida que me abrieron los ojos al respecto de cómo era valorada y que diferente vision tengo yo del resto del mundo con quienes elegí vivir.
Me dije que era una perdida en ambas direcciones. Cada quien rumia sus propias versiones de sus verdades...
Lo cierto es que nunca logramos acercarnos si no tratamos de entender porque la otra percepción es cómo es. Entonces yo hago ese esfuerzo de hablar de lo que yo percibo, porque pienso que quizás así la otra parte me entienda mejor, pero vuelvo al mismo lugar del inicio, no hay reciprocidad, la gente no se quiere desvestir y decir lo que siente o lo que percibe, eso puede hacerlos vulnerables y nadie se quiere exponer al dolor.
Los humanos somos tan complejos en nuestros intentos por entendernos, por querernos y aceptarnos como somos.
Si le doy mas importancia a sus opiniones y sus expectativas, siempre pierdo, porque no hay nunca suficientes concesiones, si das 1 quieren 2 y si das 2 entonces ahora parece que en realidad era 4 y así la cuerda nunca deja de triplicarse en tamaño y uno nunca parece poder llegar al otro lado del lazo sin tener que constantemente jalar y jalar con un peso que no es nuestro.
Esta en mi no dar el valor que le doy a lo que los demás piensen. Pero cuando es que uno realmente se libera?
