Hace tiempo que no escribo. Estos últimos años mi vida ha cambiado diametralmente. Me enamore de la idea de un amor perfecto, de una relación ideal, donde las discusiones no existían, las diferencias de opinión eran bienvenidas y abrazadas como algo que es natural entre las parejas, y me abandone al silencio.
Sé que la mitad de las cosas que escribo o digo casi nunca se pueden comprender en su totalidad. Quién podría saber si ni siquiera uno misma puede decir con certeza que sabe que es lo que quiere decir. Ayer vi una película que me hizo pensar mucho en esto de saber que es lo que uno quiere, y la realidad es que lo mas que sabemos es lo que no queremos, pero lo que uno quiere creo, solo vive en la ilusión de la imaginación porque hasta no tenerlo o probarlo no sabemos si realmente eso era lo que queríamos.
Luego uno tropieza con eventos que marcan un nuevo capítulo. Yo descubrí que mi nuevo capítulo se ve dividido entre lo que sé que puedo dar y lo que sé que no puedo y no quiero dar. Y porque tendría uno que dar lo que uno no quiere? Pues porque a veces uno no tiene otra opción. Pero mientras eso no ocurra uno sigue justificándose y dándose razones para seguir evitando hacer lo que uno no quiere hacer. Y vaya que esto tiene graves consecuencias.
Mi palabra favorita para describir esto es desilusión.
Yo tengo tanta desilusión de quién fui y de quién soy, porque la mitad de las cosas que he hecho y que he justificado han sido la respuesta a evitar lo que no quiero, lejos de perseguir lo que quisiera. Pero como bien sabemos lo que uno quiere puede cambiar, y aunque lo que uno no quiere pocas veces cambia, a veces se puede volver tolerable.
Tiempo para pensar, para madura lo que uno masculla en su interior. Yo creo que el tiempo, que tenemos y no atesoramos tanto como deberíamos, es la única constante en mi vida. He dado tiempo para que crezcan los gustos y disgustos de mis propias decisiones.
Tengo ideas maduras y cuando ha sido necesario he torcido la realidad para que se ajuste mejor a mis resultados, porque uno nunca puede vivir realmente aceptando todos nuestros fracasos. Quiero decir que recientemente expresé lo que no se ha dicho pero que estaba todo allí para que yo lo entendiera. ¿Me he convertido en la persona que no cumple con las expectativas? No es amor sino resentimiento lo que se cultiva? Y sin embargo me he quedado por amor a la que vivía en la imaginación del pasado?
Todo lo que siento es que el tiempo es lo único que tenemos todos ahora, al igual que antes, para descubrir lo que realmente queremos y dejar de evitar solo lo que no queremos.
La soledad del alma es siempre mucho más dura.