Cual será nuestro destino?
Recientemente hemos tomado decisiones acerca de nuestro futuro. A veces a jalones y otras a regañadientes porque dos cabezas tan distintas siempre juegan esos malabares para poder cruzar esos puentes.
Es difícil decir que aquí llegamos convencidos de que este es nuestro destino. Solo se que hacemos un enorme esfuerzo por continuar intactos, juntos, y conviviendo de la mejor manera. Los matrimonios nunca se hicieron para los indecisos.
Y entonces me imagino a mi en el futuro, en las arrugas y las canas, en la soledad de la vejez que no tiene que ver con quien estás sino como sorteas esa etapa tu solo.
Imagino algunas tardes de guitarra y de café o quizás para ese entonces sean de té.
Imagino el silencio persiguiendo a mis fantasmas.
Ya no tengo tiempo de pensar en los demás, los que en su momento hayan sido pilares importantes o compañeros de juegos, ellos a su vez se encuentran en la misma sala de espera.
Todos estamos simplemente recogiendo pedacitos del rompecabezas que algún día fuera una imagen completa.
Nuestras memorias nos fallan y rellenan con elegancia algunos de esos huecos.
Tu estas sentado en tu sillón donde yo te he puesto, y dibujas algo con la yema de tus dedos.
El destino finalmente nos alcanza y sabemos que todo lo que hicimos por llegar allí nos siempre fue el mejor o el más certero, pero finalmente aceptamos con ligereza que allí es justo donde teníamos que haber llegado.
Te miro desde mi sillón y te sonrío, tu siempre dijiste que esa era mi arma más sutil, y tu favorita. Una sonrisa devastadora que simple y sencillamente no tenía espacio para que otra cosa que ser feliz.
Aquí estamos, juntos aunque estemos separados, y hemos llegado como el ocaso del día lentamente pero seguros de que ese era nuestro destino.
Por siempre yo te quiero.