miércoles, 13 de marzo de 2019

Con los años que me queden por vivir

Lo que me queda de vida...
Como medimos la vida en tiempo y como se que ya he vivido más que la primera mitad, hoy me siento a escuchar el viento y ya no me cuento las arrugas y las canas que no me dejan de visitar. Y no le pido al tiempo que vuelva, porque nada que no haya hecho podría regresar. Me escucho mientras respiro, escucho el silbido del viento, las hojas que se mecen en las ramas de mis árboles del patio trasero de mi casa y pienso en la vida que se ha quedado atrás. Recuerdo a mis hijas pequeñas y sus juegos infantiles, sus risa y sus piecitos corriendo de un lado a otro queriéndose alcanzar.
Como la vida se pasa de pronto en un suspiro, ayer era una chica que llegaba a un país distinto al suyo y hoy soy una mujer que ha vivido más de la mitad de su vida aquí, en el auto exilio, resistiendo lo irresistible porque siempre creyó en el futuro mágico de su ayer.
Y me hago las cuentas de lo que nos queda por vivir, y se que nadie puede predecir lo que nos depara el tiempo, y si pudiéramos planear con la certeza absoluta de un futuro palpable, me pregunto si yo me sentaría realmente a planear.

Alguna vez creí en eso del plan, de un futuro no distante donde todos teníamos un rol, y si prendíamos esa cámara del tiempo nos podíamos ver allí, reflejando las decisiones y caminando los caminos trazados. Pero el futuro es otra cosa, es una nube que flota, que viaja empujada por un viento o dos, o quizás muchos vientos, que se encuentran entre sí, que se pelean por tener el control y que empujan en una u otra dirección. Y la nube va cambiando, porque hace más o menos frío, o porque en el caminos se tropieza con otras nubes con las que se abraza para luego despedirse y viajar solas de nuevo.

Con los años que me quedan por vivir... dice una canción, demostrare cuanto te quiero....y escucho la voz de esa cantante cubana con un hermoso timbre de voz. Y ese recuerdo de pronto me lleva a mi madre, a su voz desde la cocina, a la música de mi infancia, y vaya de toda mi vida. Entonces se que no hay plan alguno para los años que me queden por vivir. Excepto querer, querer con todo lo que da mi corazón a quienes forman parte de mi vida. Porque si de algo puedo tener certeza es de que el amor que yo doy siempre es alimento para el alma.

https://youtu.be/l6LjNOYvhMk