sábado, 24 de marzo de 2018

54

A tan solo un día de mi cumpleaños escucho una de esas canciones que tienen un millón de metáforas y analogías de Silvio Rodríguez y me quedo suspendida en ese instante en que muchas cosas de pronnto se agolpan en mi memoria.
Siempre me pregunto porque será que la música me lleva a tantos sitios en los momentos más inesperados. Mientras hago estas elucubraciones baja un colibrí a beber néctar y en su rápido batir de sus alas, me parece una imposibilidad que este maravilloso pajarito pueda existir. Mi madre siempre hizo mis cumpleaños días especiales. Cultivó en nosotros ese sentimiento de ser el centro aunque fuéramos cinco.  Todas siempre tuvimos un día para nosotras, donde cada miembro de la familia tenía la obligación de dedicar el mejor de los tesoros que tenemos en la vida, su tiempo.
Tengo esa memoria de una blusa rosa y un traje blanco con su falda para estrenar en mi cumpleaños muchos años atrás ya. Miro mis manos cortando el pastel y sonriendo...casi como si pudiera salirme de mi misma y mirarme como en esas fotografías que todavía conserva mi papá. 
Confíeso que desde que ella se fue, mis cumpleaños me parecen un poquito simples, aun cuando en sus últimos años ella se haya olvidado de felicitarme, siempre fue ella quien lo hizo ser especial. 
Y porque pienso en todo esto? Quizás porque hoy cuando ya no soy joven, y cuando mis centros se han ido a hacer sus propias historias, yo tengo que seguir reinventándome cada día, buscando encontrar esas miles de razones para celebrar que aquí seguimos festejando cumpleaños año tras año. Aun cuando mis manos sean torpes y poco fuertes y no me dejen abrir las botellas o los frascos de la comida. Y aunque miles de tardes me duela la rodilla o me moleste la comida, porque el sistema digestivo ahora protesta por casi cualquier cosa.
Pues si, mañana será mi cumpleaños, serán 54 y sin remedio, comenzará la cuenta regresiva una vez más. No hijas, no hermanas, no papá o mamá para festejarlo, solo mi compañero de vida, con quien comencé esta carrera de la adustez. Y eso debería de ser suficiente, pero a veces no lo es. 
Quizás porque mi niñez sigue jugando en tu playa dijo Joan Manuel Serrat... soñadora siempre, y deseando poder regresar, no en el tiempo sino a la cercanía de todos los que quisiera pudieran venir a compartir su tiempo conmigo en mi día.

Crecer nos hace saber que la realidad es que los cumpleaños, los años nuevos, las navidades, y todas esas celebraciones que ocurren sólo en un día, no tienen relevancia sin todos los otros días en que nos toca estar cerca, y en que nos podemos dar el lujo de regalarnos los unos a los otros nuestro tiempo. 

domingo, 4 de marzo de 2018

desvestirse

Desvestirse, dibujar esa caricia que se perdió en el ayer
Cerrar los ojos que hoy se adornan de tiempo y edad
Y abandonarse a la imagen de aquel recuerdo que decidimos atesorar
Desvestirse, lentamente y con paciencia destapar cada pedazo de la piel,
Recordar el silencio que se rompió en el momento que su respiración se hizo estallar
Delicada caricia interrumpe el recuerdo, 
Y sus manos se pierden bajo el tiempo de amar
No detengas la risa
No interrumpas el sueño
Deja el cielo remoto 
Con estrellas brillar
acaricia el ensueño 
de miradas sin prisa
reviviendo el recuerdo
de ese abrazo final

Desvestirse, imaginando las nuevas caricias 
en el preciso instante que nos volvemos a encontrar

listen

listen, she thought...just listen...
How many times we are so preoccupied with the swirling thoughts of the day and we just forget to listen. I want to not forget to listen.
 She thought that she came out of the swirl unharmed, as she returned home. Then stopped at a couple of places to run some errands and finally sat at her kitchen table to read the news on her iPad.
How much the world has changed! Back when she couldn't even remember when, the newspaper would have been there for her to look through the pages between adds and useless information. Finding something interesting was hard. That was more an exercise for her English ability to improve, rather than a pleasure activity.
We change... but we most never stop listening, she reminded herself. When talking about listening we need to remember that there is more than one way to do it. Listen to the sounds that accompany us as we walk in the streets, those flapping of the wings when the birds suddenly take off, the sound of our shoes as they brake or crunch leaves, little branches, perhaps even nothing, just our steps flat on the pavement. Listen to the birds while at home when we are writing, or working or just in silence doing some chore. Listen as they sing outside the windows, or run with light taps on the roof chasing one another. Listen to the little steps that your dog paws makes as she follows you from room to room. Listen to our thoughts, take our time to go through them without rushing them.
Listen...
Listen to your heart...just listen.