Olor
Hace muchos años cuando estudiaba en la carrera de
ingeniero geólogo me tropecé con un súper libro que hablaba del olor, el humor,
el aroma, el hedor, el perfume, la fragancia, la esencia, la fetidez, el
miasma, la peste…. Ese sentido que tiene nuestra nariz de identificar, de
asociar, de transportarnos a lugares, a situaciones, a visiones que uno asocia
con tanta claridad al aroma de las cosas.
El perfume de Patrick Süskind, fue uno de esos libros
que me hicieron sentir esa conciencia de aquello que percibimos sin darle mayor
importancia. De pronto todas las cosas que estaban a mi alrededor tomaban otra dimensión,
veía a través de mi nariz. Y estas visiones venían de lo que uno recuerda a través
del olor, de los aromas.
Doblaba ropa, doblaba un suéter que fuera de mi mamá y
como un movimiento casi instintivo lo puse junto a mi nariz y lo olí para
abrazarme de esas últimas cosas que me siguen quedando de ella tan presentes, y
pensé que nada te hace más fuerte que los recuerdos vivos de quienes se han
marchado. Porque a pesar de la inmensa tristeza que esto conlleva, tiene la
enorme virtud de saberlos tan vivos y tan presentes en uno como toda la vida lo
fueron.
Te quiero mucho mamá, te quiero siempre, y tu risa
limpia y alegre me acompaña cuando cierro los ojos y miro tu rostro en la
memoria.
